Viernes 29 de Agosto de 2008: La presentación de los Discos.
Fuimos a las pozas en donde nadamos y tomamos muchas fotos (las cuales colocaré en otro post), andabamos todos contentos cuando de pronto el celular de Aidee sonó: El violín de Don Laco se había extraviado durante la huapangueada de la noche anterior y nadie sabía su paradero.
Ahí estaba el Prof. Bustos y los jóvenes del Trío Sensontle de Huauchingo, Puebla, que junto a Rodolfo interpretaron algunas canciones. Conforme iban pasando las melodías, más ingeniosos se fueron haciendo los versos, con decirles que hasta nuestra amiga Aidee le compuso unos versos a su Abejito (hay amor ya me volviste a dar...), quien no tardó en contestar con ardientes palabras.
Los Sensontles de Huauchinango, Puebla improvisando versos con Rodolfo.
Luego de muchos versos, conocer gente nueva y comer abundantemente para seguir la fiesta, nos dirigimos a la plaza. A las 6 PM sería la presentación de los discos del Trío Colatlán, nosotros llegaríamos una hora antes para colocar la mesa donde pondríamos a la venta ambos discos.
Luego de dos días en la huasteca este era mi deplorable estado. No sigan mis pasos jóvenes.
Insisto bellas damas: deberían usar más seguido esos trajes ¡Se ven hermosas!.
Cuando llegamos, la mesa ya estaba colocada, acomodamos los discos y pronto la gente se fue acercando a verlos y a comprarlos.
Chequen la sonrisa de Gina al ver materializado el proyecto de los discos frente a ella, estaba felìz.
Durante el tiempo previo a la presentación Don Laco aprovechó para ensayar con varios huapangueros, sobre todo para enseñarles ritmos que ya solo él toca: sones antiguos, tradicionales. Mientras Hugo y Rodo platicaban y tocaban, incluso se dieron tiempo para firmar algunos discos.
Don Laco transmitiendo su conocimiento a los Sensontles de Huauchinango, Puebla.
Por fin fue anunciada la participación del Trío para presentar sus dos nuevos discos. Hubo una mesa de expertos para hablar sobre la trascendencia de este trabajo dentro de la discografía del huapango. El trío ansioso, esperaba para subir al escenario.
Hugo, Rodolfo y Don Heraclio afinando los últimos detalles previos a su presentación.
Y así sin más presentaciones, el Trío Colatlán comenzó a tocar, ahora enfundados en guayaberas color café claro. El violín volaba literalmente en las manos de Don Laco mientras que Rodolfo y Hugo lo acompañaban en la guitarra quinta y la jarana, al tiempo que cantaban los temas contenidos en ambos discos.
La gente volvió a cubrir el entarimado haciendo sonar sus tacones, chicos y grandes, conocedores y primerizos todos bailaban con las canciones del Trío Colatlán. Incluso Don Laco se dió la oportunidad de cantar algunos versos para beneplácito del público asistente.
Hugo metiendole sentimiento a la quinta huapanguera.
Don Laco firmando discos y fotografías. El hombre estaba feliz.
Yo aproveché para tomarme una foto con los tres en una de las pocas oportunidades que hubo.
Rodolfo, Don Laco y Hugo conmigo despues de su segunda presentación.
Después de otro día agotador nos dirigimos a dormir. El bullicio en Xilitla se extendía en todas direcciones, subía y bajaba por las calles, grupos de huapangueros tocaban en los cafés y cantinas del pueblo, Xilitla se amanecería de nuevo con huapango.
El simple hecho de caminar rumbo a la casa donde nos hospedábamos era algo fascinante, las calles se hacían oscuras y se iluminaban apenas por luces bastante separadas, alrededor de las cuales volaban mariposas nocturnas y otros insectos, los grillos y las ranas cantaban y la lluvia no descansaba mojándolo todo. Incluso pudimos ver por un breve instante un tlacuache.
Las calles de Xilitla envueltas en la oscuridad y la niebla.
Otro día agotador pero sumamente gratificante. Al trío le quedaba otra presentación más, antes de despedirse al día siguiente del festival. Habiendo ya presentado los discos se integrarían al programa de la huapangueada, lo cual significaba que subirían dos o tres veces a tocar. Por ello había que recuperar fuerzas para el día siguiente, sobre todo si planeabamos ir caminando a las pozas nuevamente.
Y así con Xilitla lloviendo, con grillos y ranas cantando felices en el chipi-chipi, nos quedamos dormidos con el arrullo del agua.
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