Miles de personas en las calles, niños, ancianos, adultos, jóvenes, botargas, vendedores ambulantes, policías, músicos... Los helicópteros de juguete, los trompos luminosos, las orejitas de ratón y conejo con luces parpadeantes, los cilindros llenos de aire que todo mundo parecía estar jugando, las burbujas que parecen de jabón pero son plásticas y se quedan atoradas en el cabello... Elotes, esquites, patitas de pollo, algodones de azúcar, chicharrones preparados, tamales de hoja de maíz y oaxaqueños, merengues, hot-dogs, hamburguesas, chicharrones y papitas, hot cakes, churros rellenos, dulces tradicionales, pan de anís, bebidas preparadas, atoles... todo eso había en la noche en el Centro Histórico.
Gracias al corredor de la calle de Madero que va de Bellas Artes al Zócalo se podía ver a las personas caminando de un lado a otro con toda tranquilidad. Ojalá se ampliara el número de corredores para peatones en las calles paralelas a Madero, eso le daría aún un mayor impulso al turismo en esta zona que junto con Regina y las zonas cercanas al Claustro de Sor Juana se han convertido en una opción para todos los gustos, para gozar esta ciudad.
La seguridad policiaca, impecable. Las brigadas de limpieza, todo el tiempo. De día, en la tarde y en la noche, el centro brilla. Algo ha de querer el carnal Marcelo, nuestro jefe de gobierno :D
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