lunes, 5 de abril de 2010

Semana Santa en la Ciudad de México


Metro Chabacano por la tarde.
La llamada "Semana Santa" es un periodo curioso para los habitantes de la Ciudad de México. Comprende una o dos semanas de vacaciones entre los meses de marzo y abril en la cual muchas personas aprovechan para descansar, pues para muchos son las únicas vacaciones que tendrán en el año además de navidad y año nuevo.
Y utilizo la palabra "curioso" porque es la época del año en que mas habitantes deja la ciudad buscando los balnearios cercanos a la ciudad en estados como Morelos e Hidalgo, o en el mejor de los casos viajan a playas como Acapulco, Veracruz, Vallarta, etc.
Por otro lado, para la Ciudad de México, ésta, es una de las épocas más tranquilas. Las calles vacías de automoviles sorprenden a quién las observa. Lo mismo sucede con el metro y el transporte público. Parece una ciudad deshabitada y en mucho me recuerda al documental "La tierra sin humanos" que hace poco tiempo transmitieron por cable y canal 11.
Si bien puntos como el Zócalo o Chapultepec se encontrarán repletos de personas, muchas partes de la ciudad lucen desoladas. Es un espectáculo digno de observarse, los que nos quedamos no dejamos de maravillarnos con una ciudad en la cual el sonido más claro es el canto de los pájaros. El metro, los camiones y los microbuses siguen funcionando pero casí no hay pasaje, algunos negocios como los puestos de revistas sufren mucho en ésta época y más que alegrarse, se lamentan con la llegada de estas fechas.
Caso aparte son los negocios de pizzas y hamburguesas, que a pesar de la cuaresma en estas fechas siempre tienen muchísimo trabajo.
Así y todo, algunos de los que nos quedamos andamos por la ciudad caminando y disfrutandola, tal vez preguntandonos si podríamos vivir en esa calma y con esa densidad de población. Al final vemos que la ciudad solo está tomando un respiro y que en breve el ruido, las luces y la atmósfera enrarecida regresaran y los pájaros de nuevo apenas y serán notados.
Es la ciudad en la que hemos aceptado vivir, y a la que amamos muy a nuestro pesar. Sin embargo nada nos cuesta imaginarla funcionando con sus millones de habitantes, más verde, más silenciosa, de tal manera que nos permita notar con más claridad los milagros que suceden diariamente a nuestro alrededor.



Microbus en la Av. Cuitlahuac. Yo era el único pasajero.

Muy cerca de polanco las avenidas lucían desoladas.


El metro vacío a las 20:00 hrs.

Los andenes de muchas estaciones no tenían un solo usuario.

Pasillo del metro Juanacatlán.

Atardecer desde Tacubaya.

Un saludo a mís primos Mario, Lorena, Zyanya, Germán, y Fabian. Me la pasé muy bien el sábado pasado luego de mucho tiempo de no vernos. Tiene que repetirse. Abrazos.

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